Desde el interior, la belleza es condición de tranquilidad y se advierte cierta disposición al orden. Todo es un transitar lento, como si el tiempo ya no acuciase.
Entre sábanas una nube de pensamientos simula organizar esta jornada tan idéntica a las otras y percibes que tu agenda destila aburrimiento.
¿Tan idéntica? te preguntas mientras te levantas de la cama con el sopor colgando en bandolera.
Pones la tetera a hervir y silbas una canción sin límites ni exigencia de afinación.
¿Tan idéntica? te repites, y decides atender a lo nuevo cambiando la bolsita de té por una infusión de manzanilla.
Te vienes arriba y en pijama subes al terrado con la infusión, la tostada y los ojos empañados de novedad y ante un cielo proyectado de grises hasta el mar, crees percibir un haz de luz por el que se desliza una alegoría y te emocionas...
¿Tan identica?...
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